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Fracturas

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La articulación del tobillo une la pierna con el pie y es la que nos permite realizar el movimiento natural al andar, siendo una zona muy expuesta a las lesiones.

A grandes rasgos, podríamos diferenciar dos tipos de fracturas:

- De alta energía producidas, por ejemplo, en accidentes de tráfico o laborales y que originan las fracturas de pilón tibial. En este caso se lesionan gravemente los tejidos que rodean al hueso, y su tratamiento debe ser abordado antes de ocuparse de la parte ósea.

- De baja energía, típicas de deportes de salto o giro (baloncesto, fútbol, patinaje…) que, como consecuencia de la torsión producida, dan lugar a las fracturas maleolares. A diferencia de las anteriores, la lesión se produce en el mecanismo de pinza que evita que se separe la pierna del pie.

El tratamiento dependerá de la gravedad de cada caso. En algunas ocasiones bastará con reducir la fractura e inmovilizar la articulación durante un periodo de varias semanas hasta que esté el hueso soldado para, a continuación, hacer la rehabilitación oportuna.

Sin embargo, hay otras ocasiones en las que será imprescindible la cirugía para reparar los daños producidos. En este caso, la cirugía será rápida para evitar la rigidez articular y propiciar una rápida recuperación.

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